Surrealismo puro en el museo. Huevos alrededor del tejado, panes en la fachada, figuras doradas en varias posiciones y una obra formada por un cabezudo una televisión y huevos...siempre huevos. Esta es la carta de presentación del museo.
Fue el primero que visitamos y por ello los sentimientos y emociones eran fuertes y novedosos. En el hall de entada se puede empezar a observar el mundo dalidiano que el pintor puso en escena. Carteles de exposiciones a montones lo cubren. Cuando entras en el patio el “Cadillac lluvioso” obra del artista, preside el centro acompañado por una estatua de mujer de proporciones propias de las obras de Dalí. Es como estar en un patio que está situado dentro de su cabeza. Tienes la sensación de que todo lo que hay ahí está por algo y transmite algo, aunque a veces no sepas qué. En el interior el decorado de la película “Laberinto”, otras obras curiosas y el cuadro de Abraham Lincoln famoso por su doble composición. Al igual que hice en las otras dos entradas no voy a describir el museo sino mi visión personal. También destaca la colección de joyas diseñadas por Dalí. Hay diseños realmente bonitos y por supuesto originales.
Del museo me quedo con dos cosas; la sala de los tesoros en la que puedes ver obras muy conocidas del pintor, entre otras sorprende las diminutas dimensiones de “El espectro del sex-appel”. La otra, la tumba de Salvador Dalí i Domènech, emocionante y triste para que nos vamos a engañar, parece cercano el 23 de enero del 89. “…cuando se es un genio no tenemos derecho a morirnos”
Una vez me más voy a apostillar: ya que no describes el museo (imposible paunque quisieras)sino que das tu visión personal, voy a ser empatico y creo que siendo tú (mira que me lo pongo dificil, jeje)y volviendo a ese día de la visita al museo te quedaste con tres momentos y no con dos, los dos primeros ya los has nombrado, el tercero entraba por la puerta lateral...
ResponderEliminarTienes razón...se me había olvidado el encuentro con Antonio Pixot.Gran momento sobre todo por lo inesperado. Fue como un nacimiento, como el nacimiento de un huevo...siempre el huevo y el nacimiento.
ResponderEliminarHablo como persona para la que Dali, era bueno pero no un dios. He de reconocer que el triangulo daliniano, me gusto, sobre todo su casa en Portlligat, verdaderamente te engancha su persona, al analizar los ricones de la casa vas decubriendo cosas que dicen mucho de él. Tengo que reconocer que me gusto y se que este comentario me traerá cola...
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